Publicat: 16/02/2017

Las redes sociales son la herramienta perfecta para aquellos gobiernos, como el que presido, que quieren poner en relieve cuatro aspectos que la ciudadanía considera básicos: información, verdad, participación y transparencia. Nunca antes los políticos habían estado tan al alcance de sus ciudadanos para expresar lo que desean. Pero aunque dichas redes sociales parezcan saludables para nuestro sistema político en general, ojo, porque, como sabéis, en función del modo en que se usen pueden resultar muy peligrosas para la democracia.

EL CASO DE TRUMP EN  EE.UU.

La estrategia de Barack Obama, por ejemplo, suscita simpatía, resalta valores como la inclusión, la conciliación y la generación de empatía. Al contrario, Donald Trump se inspira en un Reality Show para administrar sus plataformas. Todos hemos visto con estupor cómo Trump ha encontrado en las redes sociales su verdadero poder de atracción. El presidente de los Estados Unidos se dio cuenta de los efectos masivos de Twitter, Facebook o Instagram y ha apostado por estas vías de comunicación para difundir su propaganda e imprimir sus ideales de un modo viral.

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Kara Alaimo, que trabajó en la administración de Obama, asegura que la candidatura de Trump no fue tomada en serio por los grandes medios e incluso por el ‘establishment’ de su propio partido. Sin embargo, su uso estratégico de las redes sociales lo impulsó hacia la presidencia. Trump tuiteó más que cualquier otro candidato en la campaña presidencial, conquistó cuatro millones más de seguidores en Twitter que Hillary Clinton y cinco millones más en Facebook. Algunos especialistas lo calificaron como «un continuo acto de campaña en Twitter a todas horas».

Muchos de vosotros recordaréis lo que Trump llegó a decir: «El hecho de que yo tenga tanto poder en términos de números con Facebook, Twitter, Instagram, etcétera, me ayudó a ganar unas elecciones en las que mis rivales invirtieron mucho más dinero que yo«. Su campaña electoral costó la mitad de lo que costó la de Clinton, en gran medida porque mientras sus contrincantes, en las primarias y luego ante Clinton, tenían que costear sus minutos de televisión en forma de anuncios, él abría informativos casi a diario por las barbaridades que decía en cada intervención.

En este punto, hay que destacar el gran foco de atención que tenían sus declaraciones populistas y polémicas a través de las televisiones y las redes sociales, o los bulos que se lanzaban y que llegaban a ‘convertirse’ en verdad sin serlo. Precisamente, a raíz de ello, Facebook ha puesto en marcha una serie de herramientas para evitar que la difusión de noticias falsas pueda llegar a influir en unas elecciones. Algunos titulares y noticias falsas fueron: ‘El Papa Francisco apoya a Trump’ o ‘Los Clinton se compraron una mansión de 200 millones en las Maldivas’. La gente las compartió y se creó un clima favorable a Trump y en contra de Clinton. Fue entonces cuando se empezó a discutir sobre la ‘posverdad’ (mentiras que se venden como verdad).

El magnate amasa más de 28 millones de seguidores a lo largo de todas sus plataformas. A través de ellas se defiende de las acusaciones de la prensa. “Tengo un método de contraatacar cuando la prensa me da mala reputación o saca una historia errónea”, afirmó en una entrevista. Antes de las redes sociales su única opción era demandar a sus rivales. Pero con la moderna habilidad para discutir en estas plataformas, sintió que tenía «más poder del que tenían ellos».  Un ejemplo de lo influyente que es en las redes sociales es que los medios españoles comentan cada día el primer tuit que lanza Trump por la mañana. Aprovechando que hay muchos comunicadores y periodistas en esta sala, quiero reivindicar el papel de los medios como altavoces de la realidad o contadores de historias reales siempre desde la profesionalidad.

GANDIA SUFRIÓ Y SUPERÓ A SU PROPIO TRUMP

Trasladándonos ahora al plano político local, en Gandia también vivimos nuestro particular Trump y lo superamos. Hubo una acumulación de medios de comunicación ficticios, muchos digitales y otros que saltaron en forma de papel a las calles, con crónicas y opiniones más propias de ‘barra de bar’, caseras o de ‘amateurs’ muy alejadas de lo que todos consideramos como periodismo. Además, hubo una campaña sucia en la red con un solo objetivo: destruir al adversario.

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Con todo esto, acabo la reflexión de que la misma herramienta puesta en manos distintas puede suponer una magnífica plataforma de comunicación con los ciudadanos o la versión moderna del circo romano donde el político prepara la batalla ensangrentada y sucia que sirve de vergonzoso espectáculo con el fin de distraer de los verdaderos problemas de la sociedad.

Los ciudadanos, según asegura la profesora Kara Alaimo, podrían demandar que los políticos usen las redes sociales de una forma más sustancial y verdadera, y llamarles la atención cuando no lo hagan. Ello contribuiría, sin lugar a dudas, a la higiene en la red y fomentaría el respeto y la educación entre los adversarios políticos. Confrontación política en las redes, sí, pero siempre desde la honestidad más absoluta. No más pan y circo.

ALGUNOS APUNTES SOBRE MIS REDES SOCIALES

Por otra parte, también se puede pedir al ciudadano que no ensucie el debate en redes. Mi equipo de redes, ese que muchos conocen ya como Equipo Diana, actúa con la mayor sensatez y el máximo rigor posible. Entre todos separamos la crítica o comentario negativo (que hay que respetar y tolerar siempre) del insulto o la insistente actividad dañina de perfiles generalmente falsos que solo pretenden generar mala reputación o embarrar el diálogo con el ciudadano. Porque sí, tenemos normas, y  cuando esto ocurre, las recordamos, y dejamos claro que no todo vale y que en esta cuenta hay otras mil formas de hacer llegar las opiniones. Si el objetivo es únicamente molestar y entorpecer el diálogo, no se permite.

Las redes sociales han de servir para abrir debates y aportar propuestas e ideas para mejorar la ciudad. Junto a mi equipo, atendemos centenares de cuestiones a través de las redes sociales y del correo electrónico. Desde junio de 2015 hasta ahora, más de 3.000 consultas de seguidores. Hoy en día podemos hablar de una media de 5 consultas o dudas diarias resueltas, llegando a responder en temas cruciales a más de 50 personas que participaron en la conversación.

También hemos utilizado estas vías de comunicación digital para acercarnos más al ciudadano y, como a mí me gusta decir, poder mirarnos a los ojos. Un ejemplo es la acción que realizamos hace un par de meses desde Instagram bajo el título ‘Destapa’t amb Diana’, un encuentro a través del cual pudimos conocernos mejor y conversar acerca de lo que a los vecinos les preocupaba y de lo que más les interesaba. Ante la buena acogida tenemos previstos más encuentros entre seguidores de Facebook y Twitter.

-destapatambdiana • Fotos y vídeos de Instagram

Desde estos canales también hemos querido potenciar acontecimientos importantes para Gandia, como el hecho de que nuestra ciudad acogiera la final de etapa de la Vuelta Ciclista a España. Precisamente, la información relativa a esta prueba fue la entrada que mejor funcionó en redes sociales y que más enganchó a la gente. Otras publicaciones que también agradecen mucho los seguidores son los actos de Fallas así como los vídeos y entradas de blog en los que intento explicar de manera clara y transparente cómo estamos gestionando los asuntos económicos de la ciudad.

Y hay cuestiones de las que, como representante política, creo que tengo la responsabilidad de hacer bandera como son la solidaridad, los derechos sociales, la igualdad, la ley de dependencia, el feminismo y las oportunidades de trabajo. Del mismo modo, hay muchos ejemplos de luchas que se han visibilizado gracias a dicha comunicación digital, como son la lgtbofobia, la violencia de género, la pobreza infantil, la situación de los refugiados sirios, la corrupción en España o el auge de la extrema derecha en el mundo.

Eso sí, para lograr avances son necesarias la movilización y la conciencia global, pero también la política. Y en los dos terrenos, la comunicación, o mejor dicho, el buen uso de la comunicación, es necesario. Porque comunicar no solo es hablar. También es escuchar, preguntar, conversar y entender.

 

Intervención en la 7ª edición del Congreso Internacional Comunica2 del Campus de Gandia de la UPV

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