Si usted es un gandiense orgullosos de serlo y se considera una persona de centro, le solicito que contribuya al cambio de muchos y para todos, impulsado por Diana Morant. Una persona sincera, sensible, inteligente, honrada y con un abrumador sentido de la responsabilidad. A estas alturas pocas cosas deberían sorprenderme y, sin embargo, Diana lo ha conseguido. No, no es cuestión de siglas, porque cuando se calzan sesenta años, cuarenta de ellos en las proximidades de la socialdemocracia, se ha aprendido que, siendo importantes las ideas, son las personas las que definen su contenido real. Y sí, Diana, con sus ideas, puede ser la alcaldesa de todos porque viene sin lastres y con una enorme voluntad de servicio a Gandia.
Le pido que le vote porque la experiencia de estos cuatro años no ha servido para unir a la ciudad. Y la próxima legislatura la necesitará porque la economía municipal está en coma. Si usted no desea que los impuestos se incrementen escandalosamente, el dinero que necesite el municipio habrá que arañarlo en otras administraciones que, a corto plazo, serán de distinto color. También habrá que inyectar una severa austeridad en el ayuntamiento. Para conseguirlo pacíficamente será imprescindible la fuerza de un amplio acuerdo municipal, impulsado por una persona capaz, dialogante y acostumbrada a trabajar en equipo. Una persona que, como Diana, se encuentra a años luz del extremismo que hemos soportado y, por ello mismo, resulta apropiada para tender puentes entre todas las orillas.
Se lo sugiero porque la cooperación entre las instituciones y de éstas con las empresas es la única forma de afrontar con solidez el paro existente en la ciudad. Contando con las empresas y la inteligencia de sus gestores se puede orientar la creación de empleo a las necesidades locales y, también, a las capacidades de los gandienses. La fórmula de más empleo y mejor empleo no ha predominado en la acción del gobierno local. Sin negar su complejidad, los resultados son evidentes: jóvenes desesperanzados y la emigración de parte del talento local. Piense en ellos y en la sensibilidad que aporta Diana.
Se lo sugiero porque Gandia no es una ciudad vulgar ni acostumbrada a la zafiedad. La ciudad de los Borjas y de la antigua universidad se removería si contemplara la barbarie del garrafón y la ordinariez de los nuevos hooligans del alcohol y la procacidad. Otro turismo es necesario. Otro turismo es posible y Diana así lo defiende.
Se lo sugiero porque Gandia necesita en el Ayuntamiento a personas que estén dispuestas a conceder las mismas oportunidades a todas las empresas de Gandia y, de igual modo, las mismas oportunidades a todos los desempleados de la ciudad. Con la transparencia como marca única.
Se lo sugiero porque, como habrá comprobado, el gobierno municipal no se ha impregnado de lo que es el abecedario del gobernante sabio: hacer, prever y evitar. Un abecedario que habría posibilitado avanzar en la reconversión del antiguo hospital (hacer), la aprobación de los presupuestos municipales para 2015 (prever) y el descarte de conflictos ciudadanos innecesarios (evitar).
Se lo sugiero porque nuestro alcalde ha buscado inversores y asesores para sus grandes proyectos. Le invito ahora a que se pregunte por qué no ha compartido su hipotética rentabilidad con inversores de la ciudad. Y si lo ha intentado, por qué no los ha encontrado. En ambos casos nos situamos ante una cuestión de confianza: o bien no confía en los emprendedores locales o bien éstos no han confiado en la reprografía a color que, en los últimos tiempos, es su herramienta predilecta.
Alberto Cerdán.
Economista y ex concejal Ayuntamiento Gandia
Artículo publicado por el periódico Levante-EMV el 16/05/2015