Los próximos meses son claves para lograr un sueño, un deseo. Desde hace unas semanas, cuando las personas me dicen con gran afecto por la calle «este es tu año, Diana. Vas a ser muy feliz.» yo suelo pensar que sí, que este es mi año. De hecho, la cuenta atrás ya ha empezado. Voy a poder poner en práctica todo lo que tengo en la mente, y el corazón, desde hace mucho tiempo. Ya está bien de que otros disfruten esa sensación, ahora me toca a mí. Estoy convencida de que voy a ser la mejor… ¡¡¡tía del mundo!!!
Mi hermana Alicia es la persona a la que más quiero de este mundo. Seguro que puedes hacerte una idea de lo feliz que me hace que vaya a ser mamá. No cambiaría esa felicidad por ninguna otra. Como mucho, compartiría parte de la energía positiva que me transmite tocarle la barriga a Ali con otro reto que tengo en unas semanas en Gandia 😉
Aún no han elegido nombre. De pequeña, mi hermana tenía unas muñecas trillizas y las llamaba Ana, Diana y Alicia (muy endogámica ella). Decía que sus niñas se llamarían así. Ahora ya no quiere tener tres, así que lo de Ana no está claro. La llamamos «Número uno» o «Number one». Fuera bromas, va a ser una niña preciosa y muy lista. De sus padres (los dos ingenieros y guapísimos) no se puede esperar otro resultado. ¡Aún no estás y ya te amamos, «Número uno»!
«La tía Diana». Suena bien, ¿eh? Voy a ser la tía guay, la tía moderna y cómplice, la tía que le enseñará a ser más fuerte e independiente. Pero, lo reconozco, también la voy a malcriar cuando sus padres no me vean 😉
Estas Pascuas bajaron a Gandia y no había mejor plan que estar con las dos cada minuto, porque viviendo en Madrid, y con la agenda que llevo, no creo que vuelva a verla hasta de aquí a un mes y medio, cuando mi pequeña esté ya casi de 6 meses y su barriguita sea un barrigón, un barrigón precioso. Os quiero mucho a los tres.
